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Andrés Romar Castiñeira (1874-1944)

 

Nació en 1874 en Fornelos-Baio y muere en el año 1944 a la edad de 70 años, al engangrenársele la herida que se produce al pincharse en un tojo. Se casa el 28-3-1896, con Consuelo Lema Canto (1873-1942) y son vecinos de Fornelos. Viven con la madre de Andrés y sus tíos. Tienen 6 hijos:
- José  emigró a Buenos Aires y años después retorna a España.
- Francisco continua la saga de la que trata este árbol.
- Jesús y Manuel emigran a Buenos Aires, siendo muy jóvenes y mueren allí. El único que regresa a visitar su tierra fue Jesus.
- Ramón aprende relojería .
- Gumersindo muere con un año de vida.
Andrés era hijo de soltera y en todos los documentos de la época figura con los dos apellidos de su madre, cuando lo más frecuente era que los hijos de soltera llevaran el primer apellido de la madre, y como segundo la letra N (signo que se ponía cuando se desconocía un nombre o se quería ocultar), o el primero de la madre repetido.
Cuando Andrés nació no había escuelas próximas a casa, y es de suponer que fuese a la escuela "do ferrado", nombre que procedía del pago que se hacía (un "ferrado" de maíz - 16 kilos), por las clases que recibían en invierno a la luz de un candil, y con un material escolar ínfimo. No obstante él hacía distintas anotaciones en su "libreta azul" , sobre familiares, criados o ganado. Incluso redactó la compra ficticia de los bienes de su tía Carmen, sin ningún tipo de ortografía y plagado de defectos. Gracias a él Fornelos tuvo escuela.
Como es de época reciente hay muchos documentos relacionados con Andrés, alguno de ellos muy curiosos, como la autorización que le da el arzobispado de Santiago en el año 1923, para construir el panteón familiar y por el que tuvo que pagar 40 pesetas por cada hueco. O un "conxuro" escrito en latín que tenía como fin librarse de las lombrices.
Consuelo (la mujer de Andrés) procede de las familias más importantes (económicamente hablando) de Fornelos, aunque su aportación al matrimonio fuese escasa. Por una de sus ramas era nieta de una hermana del último "vinculerio" do Bao de Fornelos, cuyas venturas y desventuras podemos ver en los antepasados de su nuera María Encarnación López Rivera, a su vez nieta de dicho "vinculeiro". Otra de sus ramas desciende de Domingo de Lema y María de Lema y Prado, matrimonio de finales del siglo XVII y principios del XVIII
. De este matrimonio hizo un largo estudio Ramón Romar López, para demostrar que más del 90% de los vecinos de Fornelos son familiares y que de ellos descienden, un Arzobispo (monseñor Romero Lema), un Obispo (monseñor Romero Pose) y cuatro curas.

 

 

Para más información sobre los Lema, podemos ver lo que dice el libro Ancestros y vivencias:

 

De la misma manera que de los Romar y de los López llegó hasta nuestros días una gran riqueza de datos orales,  de los Lema no llegó prácticamente nada, y para mí fue una gran sorpresa el encontrarme con muchos escritos relacionados con este apellido. Se puede comprobar como, ya en el siglo XV, los Lema están unidos a Fornelos, y que el nombre de Domingo de Lema aparece de forma reiterada, y al mismo tiempo, en distintos  lugares de la comarca.

En el año 1549, el Señor del Coto de Romelle, D. Jorge Vázquez Caamaño, quien dos años después fundaría el mayorazgo de Romelle junto a su mujer Dª Aldonza de Ribadeneira, compra: “las heredades”, casal, casares, molinos y resios”  de las parroquias de Baio y Bamiro a Pedro Crespo, vecino del lugar Dombate, tutor y curador de los hermanos: María de Seoane, Constanza Gómez, Roy Lereipo y Pedro Creso, hijos de Fernán de Lema y María Corazones y nietos de Pedro de Lema. Más tarde esta venta da origen a un pleito entre los herederos de los Lema y D. Juan Vázquez de Caamaño, señor de Romelle, y que gana, ¿cómo no?, este último.

Del año 1652, tengo documentación de un pleito entre María Rodríguez, viuda de Juan de Lema de Vilachán, vecina de Nantón, contra su hijastra María Oans, vecina de Lamas. Este pleito es por la herencia que había dejado Juan en el lugar de Fornelos, de donde posiblemente era oriundo. María pide igualdad en el reparto de bienes y alega que, ya en vida de Juan, su nieto Domingo de Lema era el preferido.

En el año 1655, D. Jorge Caamaño y Ribadeneira y D. Antonio Vermúdez de Castro compran los bienes que poseía en Fornelos D. Antonio Freire de Andrade, vecino de San Xulián de Cela, herencia de su mujer Dª Josefa de Luna y Lobeira. Figuran  como testigos tres vecinos de Fornelos, uno de ellos Domingo de Lema. El mismo año el Ldo. cura rector de San Adrián de Castro y su anejo, D. Jorge Caamaño y Ribadeneira (más tarde Cardenal de Santiago), compra a Domingo de Lema, labrador y sastre, la mitad del “Tarreo y prado Rojo”. Dos años más compra la otra mitad. En esta escritura, Domingo dice:

“... declara pertenecerle por herencia del cura de Lema, de su madre y otros títulos”.

En 1680, hay otro pleito, esta vez sobre los lindes de los montes de Fornelos, entre el Ldo. Jacobo Pose da Insua y otros vecinos de San Mamed de Sarces, contra Martín Amado y Juan Antonio de Lema vecinos de Fornelos.

En 1720, se hace la división de bienes que tienen en común en Fornelos, los herederos de Juan de Lema y D. Juan Antonio Caamaño Varela Mendoza. La parte de D. Juan Antonio pertenecía a la Casa de Trasariz, dependiente de la de Romelle. En un apartado dice:

“...  Don Josef Antonio Caamaño nombró por hombre Bueno tassador y Contador a Domingo delema Vezino del lugar de Fornelos...”

Según el Catastro de 1753, la parroquia de Baio la formaban 82 familias. De ellas, 12 son Lema, de las cuales al menos 9 residen  en Fornelos, aunque posiblemente fuesen todos. Por cierto que quien  firma dicho catastro,  ya que ninguno de los peritos que componían la mesa lo sabía hacer, fue Andrés de Lema y Prado, hijo de Domingo de Lema y de María de Lema y Prado, tatarabuelos de mi tatarabuelo. Los apellidos “de Lema y Prado” son tan importantes que, al menos en cuatro generaciones (tanto hombres como mujeres) de esta familia, conservan estos apellidos. Una prueba de la importancia de los Lema de Fornelos la podemos ver en los datos que me facilitó Braulio Astray Romero (descendiente de los Lema) sobre el acta bautismal de una nieta de Domingo de Lema.

“En veinte de Diciembre año de mil sietecientos y treinta y siete en la pila baptismal de la Parrochial Iglesia de Santa María de Bayo, bapticé solemnemente una niña que nació el vispera, hija legitima de Pedro Antonio Suarez y Benita de Lema, vecinos de la citada parrochia de Bayo. Pusele por nombre María Ignacia. Fue su  padrino Don  Josepb Vermudez de Lobera y Caamaño, Dueño de la casa de Aplazadoyro, Feligresia de San Simon de Nande. Advertile...” . Firma el cura D. Jacinto Fariña de Soto.   

Este D. Joseph Bermúdez de Lobera y Caamaño, dueño de la Casa de Aplazadoiro, pertenecía a una de las casas señoriales más antiguas y representativas de Galicia. Don Carlos Martínez Barbeito, en su extensa y documentadísima obra “Torres, pazos y linajes de la provincia  de La Coruña”, escribe:

“La casa de Aplazadoiro, perdida en los lejanos andurriales del extremo norteoccidental de Galicia, es un caserón sencillo de proporciones y ornamentos, con su capilla en  la que luce la representación heráldica del linaje que fundó la casa... Constan por consiguiente, labrados en piedra, la sirena propia de los Mariño y los lobos y  estrellas que corresponden  a los Lobera, así como los escaques de los Bermúdez, los roeles de los Castro y el estandarte de los Villardefrancos.”  

Después de un amplio estudio histórico-genealógico de esta casa continua:

“... Ahora bien, quién heredó la casa de Aplazadorio a la muerte del Oidor de Sevilla, fue su sobrino D. Antonio Bermúdez de Lobera y Santiso, esposo de Dª Bernarda de Caamaño y Taboada, hija de los señores de Romelle...”

Este hecho da una idea de las estrechas relaciones que la familia de Lema y Prado tenía con la distinguida nobleza gallega, e incluso cabe la posibilidad de que fueran familiares.

Como nota curiosa decir que las Torres de Aplazadorio pertenecieron, hasta hace poco, al general de artillería D. Alfonso Armada y Comín, marqués de Santa Cruz de Rivadulla, quien participó en el intento de golpe de estado del 23 de febrero de 1981. Hoy sólo se conserva una de las dos torres; la otra, junto con la nave central, fue demolida para que con sus piedras se construyera un horroroso edificio.

No obstante, el que nos da una amplia información de la casa de los Lema en Fornelos, es un pleito de 1805, cuyos originales y en muy mal estado, posee Narcisa Anido, la cual muy amablemente me dejó. El demandante es el presbítero de Santa María de Baio y teniente cura de San Xoán de Borneiro, José Francisco de Lema y Prado, bisnieto de Domingo, y los demandados Cayetano Martínez (un primo segundo) y otros vecinos. La causa, el pago de tres ferrados de trigo y dos de maíz  (medida de áridos  que varía según el lugar y el grano; en Fornelos oscila entre los 13 y los 18 kilogramos) que los Lema pagaba como primicia a la Iglesia de Baio, y otro más de maíz a la capilla de la Magdalena de Salto.

José-Francisco era uno de tantos curas patrimonialistas de la época. En la declaración de los testigos de este pleito podemos leer:

“... qe.  la casa que abita el Presbitero y sus anexiones selas dono Juan Antonio de Lema Su Padre para Patrimonio afin de ascender al estado sacerdotal de qe. sealla comotal...”

El mismo lo hace constar en el acta de matrimonio de los abuelos del escritor homorístico-satítrico de Baio, D. Enrique Labarta Pose, donde dice:

“... Yo don Josef de Lema Presbitero Patrimonial...”

También declaran los testigos, que una vez donados sus bienes  (total o parcialmentee), Juan Antonio pasa a vivir a una casa que le aforó el señor de Romelle, en  el mismo lugar de Fornelos. Este hecho nos lleva a hacernos las siguientes preguntas: dejar sus propiedades y pasar a trabajar unos arrendadas ¿fue debido a qué con éstas podía vivir mejor? ¿Fue su convicción religiosa y su deseo de tener un hijo cura? ¿O qué le indujo realmente a hacer este cambio?.

En este pleito comparecen como testigos más de una docena de vecinos y todo un árbol genealógico de los Lema. Todo ello para que un año más tarde, se pusieran de acuerdo ambas partes en no seguir el costoso pleito. Eso sí, reservándose el demandate el derecho de continuarlo cuando creyese oportuno.

El presbítero vivía en la casa anteriormente citada, hoy en ruinas, conocida por “Forxa de Niquinoque”, y a la vez era dueño de la casa que en mi juventud conocíamos por casa de Alonso o de Casimira, en la que vivía en 1850 Alonso Paylos, casado con Rosa Romar Leis (hermana de mi tatarabuelo). Un testigo del pleito dice:

“... tubo noticias que Domingo de Lema Petrucio (patrón de la familia) adquiriera muchos (se refiere a bienes) en el año diez del siglo pasado...”.

Otro dice:

“... dixo haver hoydo decir qe. el Petrucio Domingo de Lema el Mayor fue un labrador mui acomodado y qe. como tal posehia varias fincas y bienes, y por ello casaron a sus hijos en casas ricas...”.

Otro añade:

“... qe. quando selehian las Municiones (amonestaciones) dealguno deellos por qto. heran aunque pequeños solian reirse, expresando qe. no casaban sus hijos del sobre dicho por los...”.

   En el alegato de Cayetano cita varias veces la casa principal de los Lema, luego dice:

“... recurrir unicamte. auntal Dmº. de Lema el mayor que apenas ay un siglo que ha muerto, y que deninguna suerte pudo ser nise acredita serlo el primer pagador dela Primicia ni  es fundador de la Casa de los Lema pues aun que suba â Cinqta. abuelos mas llega al principio de su constitucion...”.  

Luis Lema Vidal (mi tatarabuelo), que nace en Fornelos en 1810, es nieto de Jacobo Lema y Prado (a su vez nieto de Domingo), quien da el nombre a la actual casa do Xacobe. Luis se casa con  María López de Parga, hermana del último vinculeiro de la Casa do Bao. Un hijo de Luis y María, Manuel, se casa con  María Canto Fernández, natural de Soesto. En el año 1874, y en escritura pública ante Notario, Luis dice tener 62 años y María (su nuera) 26 y que ambos están viudos. El apartado primero de dicha escritura dice:

“Que ambos comparecientes  viven en una misma casa en dicho lugar de Fornelos y forman compañía ó sociedad común convencional hace cosa de dos años”.

Este tipo de sociedades entre familias era bastante corriente en Galicia. El apartado segundo dice:

“Que no conveniendoles á lo sucesivo continuar la compañía de intereses, liquidaron sus cuentas y por el resultado está debiendo el Luis Lema á la María Canto la suma de mil trescientas tres  pesetas”.

El apartado tercero dice:

“Que el Luis Lema se convino con la María Canto en adjudicar á esta bienes suficientes en pago de dicha deuda en la forma y bajo las condiciones y cláusulas siguientes”.

Primera. Que el Luis Lema Vidal por juro de heredad y perpetua enagenación á favor de la María Canto Fernández en pago de ochocientas sesenta y cinco pesetas los inmuebles siguiente...”.

Seguidamente detalla seis parcelas de labradío. Luis dice no tener escritura de las mismas, y que las viene poseyendo desde hace más de veinte años, por herencia de su padre Cayetano Lema. Al final de la cláusula novena dice:

“... Declaran que el matrimonio que contrajo la María Canto fue solamente canónico posterior á la ley de matrimonio civil y por lo tanto no produce efectos civiles”.

A leer esta escritura, le comenté a mi padre si todos estos apartados y cláusulas serían para legalizar las fincas, ya que carecían de escrituras. El me dijo que no, que era un “seguro” para María, o sea una donación. En la primera página de la escritura figura escrito a lápiz y con letra de mi padre “Seguro de María Canto”. De ello se deduce lo que dice la cláusula novena, donde aclaran que Luis y María civilmente no son familiares, y  así pueden pactar toda clase de documentos.

En 1890, nueva donación, esta vez en documento privado, donde dice que Luis es mayor de sesenta y cinco años, en realidad tenía 80. En esta ocasión dicen que María le prestó a Luis 2.700 Reales y como pago de dicha deuda le hipoteca cuatro fincas. Firma como testigo, José Romar Castiñeira “Tío Pepe”.

En 1896, María hace liquidación de los derechos reales de las cuatro últimas fincas. En la liquidación dice:

“... compras a su convecino Luis Lema”.

Con la muerte de mi padre, desaparece el apellido Lema en Fornelos, no así sus descendientes, ya que casi todos los vecinos, de alguna manera, desciende de los Lema.