Apellidos y apodos.- Los primeros documentos que citan a vecinos de Fornelos son: en 1620 a María Vázquez, 1655 Domingo de Lema, 1656 Fernando de Castro y Allones y 1680 Martín Amado y Juan de Lema. Más tarde, sobre el año 1700, aparecen registros parroquiales referentes a vecinos de Fornelos. Posteriormente tenemos el Catastro del Marqués de la Ensenada de 1753, donde figuran todas las familias que conformaban la parroquia de Baio, aunque sin separar por aldeas. No obstante, hoy sabemos que de las 82 familias que componen el catastro, 28 son de Fornelos, y faltan muchas sin identificar. De ahí, que en esta época, Fornelos fuese el núcleo principal de la parroquia de Baio.
Las 28 familias conocidas ostentaban los siguientes apellidos: 9 Lema, 4 Vázquez, 2 Suárez, 2 Juárez, 2 Posse y 1, Leis, Pérez, Mouzo, Castiñeira, Vidal, Anido, López y Miñones. De todos ellos hoy sólo quedan: López, Anido, Vidal y Pose. Al desglosar los nombres de las casas citaremos como fueron llegando los nuevos apellidos a Fornelos.
Es costumbre que para diferenciar una familia de otra, mas que el nombre y el apellido, se utilice el nombre propio y el de la casa en que vive, a veces seguido de otros términos como: o vello, o novo, etc. Por termino medio, cada familia tiene más de un nombre, y no todos suelen ser del agrado del interesado. Los niños, como es lógico, aprendíamos primero el que más oíamos, y solía ser el más ofensivo. Así, cuando estabamos presentes en una conversación, salíamos espontáneos corrigiendo a nuestros padres o familiares, diciéndole que no era fulano... sino zutano... del que estaban hablando, dejándoles en ridículo.
Que conste que no recuerdo muchos líos por llamar a uno de una manera o de otra, quizá porque no había en Fornelos muchos nombres de los que podíamos llamar ofensivos. No obstante, citaré un par de casos con este segundo nombre, y lo haré de personas que ya no están en este mundo y espero no ofenderlos. No la haré de otros, por temor a que se revivan estos apodos y alguien se dé por ofendido.
Uno de estos casos ocurrió en la época de recoger el maíz. Estábamos en la finca Do Foxo, y como era costumbre se trabajaba hasta el anochecer, pero en ésta ocasión, quizá por terminar la tarea en esta finca, se hizo de noche, y cada cual se marchaba según iba terminando su tarea para ir adelantando el trabajo de casa. Había al menos dos jornaleras, Marina do Rosario y Carmen Monterroso, conocida por A Parrula. Cuando se retiraban los últimos, alguien preguntó por un utensilio o por una prenda. Marina, creyendo que Carmen se había marchado, respondió:
-Leuvouna A Parrula
Ésta, que casi estaba a su lado (pero como dije no se veía), tenía un banco pequeño en la mano y no le dio con él porque Marina se apartó y los presentes corrieron a auxiliarlas. A pesar de todo, Carmen armó lo suyo, mientras que la otra pedía perdón.
El otro caso me ocurrió a mí. Cierto día me mandaron llevar las vacas a pastar al monte de Roxo Allí me encontré con el peón caminero, que estaba arreglando los baches de la carretera. Era vecino de Borneiro, pero yo le conocía (a pesar de ser un niño de siete u ocho años), porque pagaba rentas a mis padres y le veía arreglar la carretera. Este hombre tenía la rodilla derecha rígida, y como en aquella época era muy famoso el Conde de Romanones que tenía la misma tara física, le pusieron Romanones.
Para transportar la piedra y la tierra para tapar los baches, utilizaba una carretilla metálica, la cual para mí era una novedad, ya que yo sólo conocía las que hacía mi padre, que eran de madera. Para poder jugar, me acerqué a él y le dije:
Me dijo que sí, y pasé la tarde cargando tierra y ayudándole, al tiempo que le decía señor Romanones para aquí y señor Romanones para allá. Observaba que el hombre no me decía nada, pero lo oía murmurar en voz baja. Al llegar a casa, comenté que lo había pasado muy bien con el señor Romanones, pero que debía estar enfermo o muy enfadado. En casa me dijeron:
Era una cosa que el señor Perfecto (Romanones) no soportaba y se defendía con lo que tuviese en la mano. A pesar de todo sabía distinguir al inocente.
Nombres de las casas.- Cada casa tiene un apodo. Unas veces es el inquilino el que se lo da a la casa y otras es la casa quien se lo da al inquilino. Como es lógico nada tiene que ver el origen del nombre de la casa, con el de la construcción en sí. Lo que se pretende es saber desde cuando una familia determinada tiene ese nombre, independientemente de las casas en que vivió. No obstante, si podemos aportar algún dato de la construcción también se hará, al igual que alguna referencia destacada de la familia, que no cité en el libro “Ancestros y vivencias”.
La totalidad de las casas que conocí en mi niñez cambiaron de dueño. La gran mayoría hoy son de herederos, y aún así hubo cambios de nombre. Aquí citaré el nombre de aquellas que existían cuando yo nací y que en muchos casos tuve cierta curiosidad por saber su origen, de los que hoy conozco la gran mayoría, bien sea por la documentación de que dispongo o por las investigaciones de mi hermano José María.
Estos nombres los podemos agrupar en distintos grupos. Por el nombre propio de la dueña: Hilaria o Casimira; por el apellido: Anido o Romar; por la tara física del dueño: Coxo; por el emplazamiento: Bao, Corredoira, Pías, Cancelo, etc. Pero la mayoría son nombres, apellidos o apodos que vienen heredando a lo largo de los años, y en muchos casos siglos, como seguidamente veremos.
Cancelo.- Como dije anteriormente debe su nombre al emplazamiento, ya que está situada al lado de una cancela que había al final de la aldea. En Fornelos había varias cancelas y era frecuente en otras aldeas. La finalidad de las mismas era que los animales que andaban sueltos por la aldea, como los cerdos, ovejas e incluso vacas, no fuesen a comer a los sembrados. Esto hoy es impensable, pero entonces era un sistema más de entretener a la gente. No se tenía en cuenta el tiempo que se perdía en dar vueltas para llegar a su destino, y todo el tiempo que estuviese uno en movimiento, era valorado como positivo. En cambio el descanso, era una pérdida de tiempo. En este caso si uno podía sentarse en el carro, lo hacía, y al llegar a la cancela, las vacas paraban, entonces se baja del carro, se abría la cancela, se cogía las vacas de la cuerda, se pasaba unos metros de la cancela, se paraba de nuevo, se cerraba la cancela, se volvía a montar en el carro... Luego si las vacas paraban de nuevo, señal de que venía otro de frente y como la corredoira era estrecha, había que dar marcha atrás, (con lo difícil que era para las vacas)... Otro tanto pasaba si ibas montado en una caballería, si no eras capaz de abrir la cancela desde la montura, te bajabas... Lo que no era corriente, era hacer concursos hípicos de saltos de obstáculos.
García.- Este apellido es reciente. Se debe a Ramón García, natural de Baio, quien en el año 1899, se casa con Teresa Martínez Pose, natural de Fornelos. Siendo Ramón casi un niño, hubo un crimen en Baio. Dice la leyenda, que a la madre de Ramón le dieron 1.000 reales (250 Pts.), para que acusara a su hijo, para librar de la cárcel al culpable, cosa que al parecer hizo. Lo que es cierto es que Ramón pasó un largo período de tiempo en la cárcel.
Vasques.- Debe su nombre al apellido Vázquez, uno de los más antiguos de Fornelos. La rama de este apellido que llegó hasta la segunda mitad del siglo XX, procede de Juan Vázquez, casado con María de Lema y Prado. Murió en 1768.
Matías.- Esta casa era la que tenía más nombres. Aparte de Matías, también se conocía por Martínez, Balbina, Rivera y Chencha. El nombre de Martínez se lo debe a Cayetano Martínez da Graña, natural de Cundíns, el cual se casó en 1762 con María de Lema y Prado (nieta de la anterior) natural de Fornelos. El de Matías es debido a un nieto de Cayetano, Matías Martínez de Lema, el cual nació en 1795. El de Balbina y Rivera corresponden los dos a la misma persona procedente de Cánduas, y que casó para Fornelos a principios del siglo XX. Chencha, (diminutivo de Inocencia) es hija de Balbina. De esta casa partirían para Baio los antepasados del Arzobispo Monseñor Maximino Romero Lema.
Insua.- Este apellido también es muy antiguo en Fornelos. Pero el que le da el nombre a la casa de Insua fue Francisco da Insua, natural de Serantes, quien se casó en 1759 con Cristoba Rodríguez Vidal, de la que tuvo un hijo y se quedó viudo. En 1774 se casa de nuevo con María Rosa de Lema y Prado (nieta también de la María, casada con Juan Vázquez) y natural Fornelos, con la que tiene varios hijos, y la que conservó el apellido. El último Insua, fue Manuela Espasandín Insua, fallecida en 1916.
Vidala.- Debe su nombre al apellido Vidal, otro de los históricos. La referencia más antigua la tenemos en Domingo Vidal, casado con Josefa Rodríguez, a principios del año 1700.
Vidalo- Igual que la anterior, debe su nombre al apellido Vidal. Ambos son familiares y por consiguiente descendientes del mismo Vidal.
Vidaliño.- Esta casa fue fundada por José Vidal, descendiente de la casa da Vidala y casado con Carmen Antelo Lema en la primera mitad del siglo XX. No tuvieron familia y la casa, que fue herencia de mi madre, hoy está abandonada. José a pesar de no tener medios, tuvo gran ilusión por la industria, e intentó montar un aserradero en Fornelos. Debido a su ilusión por el mundo del motor, era conocido por el apodo de Motoriño.
Romar.- Romar llegó a Fornelos en el año 1787, fecha en que se casó Andrés Romar y Romero, natural de Mosquitín, con Francisca Martínez Mourín, natural de Fornelos. Este matrimonio no tuvo descendientes y nombraron herederos a un sobrino de Andrés, Antonio Romar Lema, natural Do Cabo da Area (Serantes), casado con Francisca de Leis Varela, natural de Borneiro.
Casas Pequenas de Romar.- Por este nombre se conocían dos casas que tenían mis padres enfrente de la principal, y que habían sido adquiridas por el Tío Pepe en el año 1889. La que está por la parte norte era una casa terrea o cuadra que había pertenecido O Vinculeiro do Bao, y que debió ser reconstruida por el Tío Pepe. La de la parte sur, era la que mis padres tenían destinada a cuadra. Tiene dos colmenas de abejas, una a cada lado de la puerta. De esta casa tengo cinco escrituras de compraventa, pero sólo me referiré a la más antigua, la de 1802. En esta fecha, quién vende la casa es el escultor D. Agustín Martínez Ribera y su mujer Teresa de Soto. El valor de la venta son 360 reales de vellón, y tenía que pagar una pensión de una gallina a un vecino de Cee. Años antes, en el año 1798, es bautizado en Baio, José-Antonio-Domingo Martínez de Soto, hijo de Agustín y Teresa (por consiguiente debió haber nacido en esta casa). Más tarde nacería en Baio el que sería cura y compositor D. Manuel Martínez Posse, nieto del anterior. Copio lo que dice E.D. Rial y X. Mª Lema, en la Voz de Galicia, sobre este paisano:... “mestre de capela e organista de catedral de Tui; compuxo gran cantidade de obras musicais. A amior parte da súa producción consérvase no archivo da catedral de Tui”.
Paisa.- Debió ser Francisco Pose Castiñeira, nacido en 1772 en Fornelos, el que le dio este nombre a la casa, ya que estuvo de miliciano en Africa, y éste es nombre por el que los marroquíes conocen a los españoles. Esta casa tiene otro nombre que es Rufo, cuyo nombre es debido a que en el año 1825, Rufo Oróns Rodríguez, natural de Salto, se casa con Rosalía Juana Suárez Suárez, natural de Fornelos. Rosalía Juana tenía 13 años cuando se casó, edad a la que también se casó mi bisabuela Juana, y no son los únicos casos de principios del siglo XIX. Más tarde, esta familia se entronca con los Pose. Lo que no entiendo es porqué no querían que le llamaran por este nombre, cuando deriva de un nombre propio, aunque eso sí, muy raro en la zona.
Alonso.- En 1840, Alonso Paylos Santiago, natural de Cundíns, se casa con Rosa Romar Leis, natural de Fornelos, dándole así el nombre a la casa. Desde principios del siglo XX, se le conoce también por la casa de Casimira, nombre que corresponde a Casimira Pereiro Macías, natural de Borneiro, quien se casó con Francisco Rey, viudo de Carmen Torrado Paylos. Frente a esta casa, hay unos departamentos que hoy pertenecen a María Rey Pereiro, en cuyo dintel, de una de las puertas está gravado un cáliz con una hostia superpuesta, lo que no sabemos es si fue capilla en su día o dijo misa en ella el cura José Francisco de Lema y Prado, antiguo dueño de estas dependencias.
Forxa de Niquinoque.- Antes de ser forja, era la casa del cura José Francisco de Lema y Prado. Esta casa en 1805 ya era muy antigua y pertenecía a los Lema al igual que de Alonso. Después de más de 400 años, y a pesar de que en 1753 había en Fornelos nueve (o más) familias con el apellido Lema, hoy no existe.
Maroto.- Los actuales propietarios de esta casa, descienden de Jacinto Juárez, quien en 1753 era viudo de María da Insua. El apellido Juárez se fue sustituyendo por Suárez, y a partir de 1777 Juárez, deja de existir en la parroquia de Baio. Sobre el año 1830, Juan Suárez Souto, bisnieto de Jacinto Juárez, se casa con Olegaria de Lema Benavides y Arjomil, natural de Vimianzo y parece que de una familia de clase social media. Juan tomó el mismo camino de mi bisabuelo (o mi bisabuelo el de Juan, porque fue más o menos en la misma época), jugó todo lo que tenía y se marchó para Río Janeiro, donde vivió como vagabundo y murió olvidado en las calles de la ciudad. Estos son datos que me los proporcionó el actual dueño de la casa, José Ameijeiras Suárez. A mí, estos datos no me cuadran bien, ya que tengo un documento del año 1892 por el cual Juan Suárez Souto, le hizo un préstamo a mi abuelo materno por 100 Pts. y tendría entonces 82 años, por consiguiente se me hace difícil pensar que a esta edad emigrara a Brasil, pero cabe la posibilidad de que sea el documento el que esté erróneo y en vez de Juan Suárez Souto sea su hijo Juan Suárez Lema, el cual en estas fechas, ya había regresado de Buenos Aires, y podía disponer de dinero. El nombre de Maroto parece ser que procede del portugués. Consultado el diccionario del portugués podemos leer: maroto, adj. velhaco; brejeiro; malicioso; s.m. indivíduo de baixa condiçao; tratante; patife.
Sereno.- En el año 1875 se casan en Baio, Antonio Lavandeira Vázquez, natural de Calo y Ramona Suárez Lema, natural de Fornelos. Años más tarde, en 1885, Antonio muere en Madrid donde trabajaba, y me imagino que de sereno, ya que este trabajo junto con el de aguador (persona que vendía agua por las calles), estaba reservado a gallegos y asturianos. Había otra casa que se llamaba da Serena, (hoy es un alpendre que pertenece a la casa da Vidala), pero no sé a que se debe el nombre.
Corredoira.- El nombre de la casa se debe al emplazamiento, pero quienes la fundaron fue el matrimonio formado por Manuel Pose Espasandín y Josefa Pazos Espasandín, ambos vecinos de Fornelos y que se casaron en 1893, fecha en que se debió construir el edificio. Manuel había combatido en la Guerra de Filipinas, y se le conocía por dos apodos, uno por Cotelo, debido al nombre de la casa de procedencia, y otro por el de Cujamelo, cuyo origen desconozco. Conocí a este matrimonio y ambos murieron muy mayores. Ella estaba tan encorvada que su figura parecía un ángulo recto, y cierto día al entrar en la cuadra para echarle de comer a una la vaca recién parida, recibió un golpe que la dejó muerta en el acto.
Carme da Campeira.- El apodo procede de la madrastra de Carmen Monterroso Martínez, a la que se conocía por A Campeira. Carmen se casó con Francisco Lema Martínez, a mediados del siglo XX. Ambos eran mayores y no tuvieron descendientes. A Carmen también se le conocía como A Parrula y a Francisco por Paquiño, debido a su pequeña estatura.
Redondo.- Ignoro de donde procede este nombre, pero parece que no es de apellido. También se le conocía por la casa do Vinculeiro, pero igualmente se ignora su origen Posiblemente este proceda del matrimonio Juan Vidal Pérez y Rosa de Lema Santos. Juan había nacido en Borneiro, pero vino para Fornelos como heredero de uno tío descendiente de Domingo Vidal y Josefa Rodríguez, y Rosa era natural do Carballal. El inventario de bienes de este matrimonio hecho en 1842, (fecha en que fallece Rosa), es muy amplio, donde destacan la gran variedad de muebles y utensilios, así como el ganado, donde aparte del que tienen en casa, tienen mucho vacuno y cabrío en aparcería e incluso caballar suelto en los montes. Rosa también tiene fincas en el Carballal, por ello no es de descartar que fuera familiar do Vinculeiro do Carballal. El actual apellido Vidal procede de Miguel Vidal, natural de Tines y padre de Manuela Vidal Pose, el cual podría descender de la misma familia. Últimamente también se le conoce por casa Dego, derivado de Diego. Corresponde al apodo de la casa de Dego de Dombate, donde nació José Pazos, quien casó en la primera mitad del siglo XX, con Manuela Vidal Pose, natural de Fornelos.
Eiroa.- En 1851, Manuel Eiroa Figueroa, natural de Cundíns, se casa con Ramona Torrado Silvariño, natural de Fornelos. A pesar de que la casa conserva el nombre, el apellido desapareció de Fornelos.
Trabeiro.- Debe su nombre a Manuel Lema Pazos, natural de Traba, quién se casó en 1902 con Dolores Pazos García, natural de Fornelos.
Xacobe.- Debe su nombre a Jacobo de Lema Alonso, el cual nació en Fornelos en 1751. Durante estos 250 años, no se repitió el nombre en la familia, y sin embargo todavía perdura como apodo. La verdadera casa do Xacobe, estaba en la que hoy se conoce con el nombre de Delfina o de Leadoro, que fue donde nació mi abuela Consuelo. La que hoy lleva el nombre de Xacobe fue fundada por Manuel Martínez Lema, primo de mi abuela.
Delfina.- El nombre de Delfina, se lo debe a Delfina Monterreso Domínguez natural Fornelos, quien se casó con 15 años en el año 1933, con José Vázquez Rodríguez, natural do Allo e hijo de Heliodo, motivo por el que también se le conoce como casa de Leadoro.
Niquinoque.- No sabemos que quiere decir este apodo, pero sabemos que a finales del siglo XIX, cierto señor estuvo trabajando en Fornelos como criado, y cuando se casó, su suegro le vio muy pequeño, y le dijo: Paréceste moito o Niquinoque. A partir de entonces se le conoció por este nombre. Dicho señor, tuvo que ser Andrés Castiñeira Mouzo, natural de Bamiro, el cual se casó en 1872 con María Anido Pose, natural de Fornelos. En el año 1894, María Josefa Castiñeira Anido, (hija de los anteriores) se casó con Eduardo Pérez Torrado. Este hombre hizo muchos viajes a Buenos Aires. Mi abuelo Andrés decía que había pasado seis años sin ver el invierno, ya que al terminar el verano en España, embarcaba para Buenos Aires, y viceversa. Allí se dedicaba a pedir, haciéndose pasar por ciego. José Ameijerias (o Maroto), también hizo varios viajes a Buenos Aires, y desempeñaba el mismo “trabajo” que Eduardo. En uno de los viajes, una portuguesa que vivía en Fornelos, le pidió que llevase a su hijo de 14 años como lazarillo, y al finalizar la temporada lo dejara allá, cosa que o Maroto cumplió.
Hilaria.- Este nombre es reciente y se lo debe a Hilaria Mira García, natural de Fornelos y que casó en 1929 con Francisco Caamaño Anido, natural de Serantes. El primer Mira de esta casa fue Rosendo Mira, natural de Anllóns, que se casó con Francisca Vilariño Insua, natural de Fornelos. Rosendo quedó viudo y sin descendientes y en 1826, se casó con Manuela Anido Vázquez.
Anido.- Hay varias casas con este nombre, pero como dije sólo me referiré a las que había cuando yo nací. En este apartado haré referencia a dos, la de Ramón de Anido y la adjunta, donde vive su hija Isaura casada con Ramón Fondo O Xalleiro, apodo que procede del abuelo de Ramón oriundo de la comarca de Xallas. Estas casas fueron propiedad de la familia Martelo, en otra época dueños del castillo de Vimianzo. Una de estas casas fue demolida para hacer una nueva, hace pocos años, pero respetaron en su origen una piedra que tiene grabados cuatro signos, y que yo no supe interpretar. Uno podía ser un martelo (martillo), pero también puede ser otra cosa cualquiera. El apellido Anido es de los históricos de Fornelos. Los primeros datos son del año 1722, y corresponde a Matías Anido, casado con María Rodríguez. Matías en esta fecha era maestro cantero, y fue el maestro principal de la construcción de la capilla mayor de la iglesia de San Esteban de Soesto. Muchos años después, en la segunda mitad del siglo XIX y primeros años del XX, Domingo Antonio Anido Pose (hijo de un tataranieto de Matías), sería el “escribano” de Fornelos. Con una letra bastante deficitaria, hizo infinidad de documentos: testamentos, partijas, escrituras de compraventa, etc. Incluso tengo un documento redactado por él, donde explica como se mide una finca a pasos, incluyendo un ejemplo gráfico, para que, en caso de que la finca no fuera rectangular, saber como medir las partes curvas. Al final del escrito figura una equivalencia de: quintas a varas, varas a cuartos, cuartillos a varas y ferrados a varas.
Andrés de Anido.- Esta casa la fundó el matrimonio formado por Andrés Gándara Fuentes natural de Cánduas y Josefa Anido Espasandín, natural de Fornelos y casados en 1906. Como se ve, tomó el nombre de Andrés y el apellido de Josefa.
Cotelo.- En el siglo XIX, hubo dos bodas en Baio donde el contrayente se apellidaba Cotelo, pero o no vivieron en Baio, o no tuvieron descendientes. No obstante parece que el nombre de Cotelo, viene de más antiguo, y nadie sabe su origen.
Rial.- Este apellido llegó a Baio en 1797, fecha en que Antonio Rial da Costa, natural de Vilar se casa con María Trillo Rodríguez, natural de Baio. Se instaló en Fornelos en el año 1866, cuando un nieto de Antonio, José Rial Pose, se casa con María Espasandín Insua, natural de Fornelos, y se instalan en la casa que hoy se conoce como da Campeira. El que fundó la actual casa, fue un hijo de los anteriores conocido por Antón de Rial.
Campeira.- Esta casa, es la antigua casa de Rial. Manuela Rial Espasandín y su esposo José Antonio Correa Suárez, se casaron muy mayores ella con 45 años y él con 71. Como no tuvieron descendientes, poco antes de morir, cedieron la casa mediante un documento de venta, al matrimonio formado por Nicolás Monterroso Ramos y María Domínguez. Del actual nombre sólo sabemos que María Domínguez, era natural de la aldea de Pazos, de la casa conocida como “Campeiro”. Nicolás era natural de Borneiro, había combatido en la Guerra de Cuba, y era viudo de Felicidad Martínez Lema (prima de mi abuela Consuelo), natural de Fornelos.
Bao.- El nombre se lo debe al emplazamiento, pero al tener una historia propia, haré un pequeño resumen de la misma. Cuando escribí el libro “Ancestros y vivencias” no sabía dónde había nacido el primer “vinculeiro” de la casa do Bao. El acta de defunción de Juan López (fundador del vínculo do Bao en 1758) dice que no tiene descendientes y deja su herencia a su sobrino Juan Francisco López. Como el catastro de 1753 dice que el citado Juan López vive con un sobrino y una sobrina menores, me imaginé que el sobrino había nacido antes de 1753, y por consiguiente centré toda la investigación desde 1753 hacia atrás. Hoy, al tener todas las partidas bautismales de estas fechas, sabemos que Juan Francisco López, nació en Fornelos el 1-2-1754 y fue apadrinado por sus tíos Juan López y Cecilia Pérez. Su padre es Domingo López, natural de Vilar y su madre María Gómez.
Ramón do Bao.- Fue fundada por mis abuelos Ramón López de los Reyes y Carmen Rivera García. Por el emplazamiento se conocería como casa do Casquiño, pero como mi abuelo (Ramón López de los Reyes), descendía de la casa do Bao, tomó el nombre de donde era origen.
Manuela do Bao.- Manuela Blanco López, también descendía de la casa do Bao. A partir de mediados del siglo XX, se le conoce como casa do Ambrosio. En esta fecha Manuel Rodríguez vecino de Borneiro (apodado Ambrosio), se casa con Josefa Blanco López, hija de Manuela y vecina de Fornelos.
Cormellán.- Esta casa perteneció a la tía Antonia, hermana de mi abuelo materno. Pero quien le dio el actual nombre fue Manuel Suárez Iglesias, quién en la primera mitad del siglo XX, se casa con María Rodríguez Oróns, natural de Fornelos. Manuel era natural de Serantes, pero su abuelo materno era de Corme.
Elisa de Castro.- En el año 1865, Ramón Castro Lestayo, natural de Barro (Noia) y de profesión zapatero ambulante, se casó con Josefa López de los Reyes, (hermana de mi abuelo) natural de Fornelos. Elisa era hija de los anteriores.
Casanova.- Esta casa pertenecía O vinculeiro do Bao pero, cuando desaparecieron todas las propiedades del vínculo, pasa a Luisa Oróns y Reyes, creo que criada do vinculeiro. Pero el actual nombre se lo da Manuel Rodríguez Jordán, natural de Mata Morisca-Coimbra (Portugal), quién en 1901 se casa con Balbina Oróns Souto. Según cuenta su hijo Manuel, la familia portuguesa había construido una casa separada del núcleo urbano y de ahí el apodo de Casanova. Alrededor de año 1900 hubo una inmigración muy importante de portugueses en la comarca. El oficio consistía en casi al cien por cien, en la tala de árboles y convertirlos en tablas y tablones, todo ello manual. Muchos de ellos se instalaron definitivamente en la comarca y algunos montaron aserraderos. De los cuatro que se instalaron en Fornelos, al final, solo Casanova se dedicó algo a la compraventa de pinos.
Xaquín da Crega.- La casa la construyó mi abuelo Ramón López de los Reyes sobre el año 1884, y cuando hizo otra en 1900, se la vendió a Pepa da Crega, (conocida también por a Queixolana) la cual había sido criada del cura de Serantes. En 1901, Joaquín Mathias, natural de Marinha Grande (Portugal), se casa en Baio con Rosalía Pérez, sobrina de Pepa. Por consiguiente el nombre viene de Joaquín, Xaquín y cura, crego.
Pías.- El nombre se debe al emplazamiento. El dueño fue José María dos Santos, natural de Mata Morisca-Coimbra (Portugal), quién en 1912 se caso con Victorina Vilariño Varela, natural de Baio, e instalándose en Fornelos, donde tuvieron una taberna.
Xaquín do Pexego.- Joaquín Duarte Casaleiro, natural de Carvide-Leiría (Portugal), se casó en 1922 con Presentación Anido Espasandín, natural de Fornelos. Empezaron siendo panaderos, pero no les fue bien y, cargados de deudas, tuvieron que abandonarlo. No le recuerdo casa alguna en Fornelos, aunque mi hermano José María dice que le recuerda vivir en tres distintas y siempre de alquiler. No sabemos de donde procede el nombre do Pexego, pero su mención aquí es como un recuerdo a la que quizá fuera la familia más desgraciada de Fornelos, en el siglo XX. O Pexego, quedó viudo muy joven y la familia sin medios, se dispersó. Los hijos pasaron muchas dificultades, y contarlas aquí sería muy largo. Xaquín, al final de todas sus frases siempre se recordaba de Dios, de la Virgen y de todos los santos, y no para adorarle, sino para blasfemar contra ellos (el otro Xaquín da Crega, también tenía un buen repertorio). Los últimos años de su vida los pasó en la casa Do Redondo, cuidando un rebaño de ovejas y ayudándole en lo que podía, ya que la artrosis o el reuma le mantenía casi paralítico. Recuerdo que de pequeño un grupo de niños los domingos al anochecer íbamos a jugar y hacer alguna perrería por la aldea. Una de ellas era ver como se metía en “cama” Xaquín. Dormía en una pocilga (tal y como su nombre indica), separado de las ovejas por unas tablas y acompañado (me imagino) de todo bicho menor. La “habitación” tenía como ventana un agujero labrado en una piedra, de unos 30 x 15 céntimos, sin ningún tipo de cristal (lugar por donde hacíamos nuestras fechorías). Como luz, un candil de gas; como colchón, paja sobre el suelo; como ropa, una simple manta, etc.
José de Romar.- Casa fundada por José Romar Lema y Gumersinda Rojo Pazos, casados el 7-9-1922. El tío José era carpintero e hizo esta casa en 1940, después del regresar de Buenos Aires.
José de Insua.- Esta casa fue fundada por José Rojo Pazos y Matilde Espasandín Cousillas. Casados en el año 1927. José es oriundo de la casa de Insua, de ahí el apodo.
Bastián.- Este nombre viene de Sebastián de Pazos Vázquez, natural de Nande, el cual casó en 1766, con Ignacia de Insua Pose, natural de Fornelos. Más tarde un nieto de este matrimonio se llamaría Sebastián, y a su vez un nieto de éste, también sería Sebastián (padre del obispo Monseñor Eugenio Romero Pose). A mediados del siglo XX, se le conocía como casa de Moreira, debido a que Manuel Moreira Rego, natural de Serantes se casó con Dolores Romero Pazos. Al emigrar a Madrid este matrimonio, la casa quedó deshabitada. No obstante y según me comentó José Ameijeiras Suárez, la antigua casa de Batián, es la que hoy es de su propiedad y lindante con la que es su vivienda, la cual fue intercambiada por sus antepasados a los Bastián. Con anterioridad, esta casa debió pertenecer al vinculeiro do Bao, ya que en 1844 Jacinto García de Lema (suegro del segundo Sebastián), vivía en una casa aforada por el vinculeiro do Bao.
O Coxo.- Debe el nombre a Juan Castiñeira Amigo, natural de Treos, el cual se casó en Baio en 1878, con Prudencia Manuela Castiñeira Mouzo, natural de Bamiro. Juan era mutilado de la Guerra de Cuba (supongo que de las primeras sublevaciones), de ahí el nombre de Coxo. Este matrimonio a pesar de tener hijos, ninguno le sobrevivió, por consiguiente nombraron herederos a Manuel Gabín y su esposa Josefa Ameijeiras, los cuales heredaron los bienes y nombre de la casa.
José do Rosario.- Debe su nombre a Rosario, abuela de José. José Vilariño Varela se casó para Fornelos, con Elvira Rodríguez Oróns en el año 1931. Al marchar este matrimonio para Argentina, la casa fue adquirida por Severino Pastoriza, casado con Amadora (persona muy entrañable, que murió hace pocos años) pasando a llamarse casa de Pastoriza. Este matrimonio pasó muy pocos años en Fornelos y la casa tuvo distintos inquilinos.
Para concluir este resumen sobre las gentes de Fornelos, añadiré una estadística que me envió mi hermano José María, con fecha 18 de Abril presente año 2000.
Número de hogares en Fornelos 49
Numero de habitantes................ 180
Número de hogares con teléfono 41
Numero de coches...................... 72
Madrid, 29 de Abril del año 2000
Ramón Romar López